De d nde provienen los estereotipos sobre la mujer venezolana? Cu l es el origen de las casillas en las cuales se aprisionaron quienes ahora han tomado las calles y los puestos de trabajo que monopolizaban los hombres? Desaparecieron las resistencias de la sociedad frente a la participaci n y a la figuraci n de un g nero antiguamente condenado a la sumisi n? En Ventaneras y castas, diab licas y honestas se concret un primer esfuerzo de investigaci n en torno a los prejuicios que dominaron el entendimiento de la mujer cuando el pa s se iniciaba como rep blica liberal y laica. La investigaci n se basa en respuestas comunes de la gente sencilla frente a los desaf os de la rutina del siglo XIX, en se oras desconocidas que se atreven a ventilar sus infortunios ante el pr jimo, en obispos recalcitrantes que persiguen el pecado oculto en la falda de las feligresas y en curas lascivos que solicitan pureza mientras faltan con esc ndalo al voto de castidad. Pero tambi n en la opini n de la juventud liberal, en consejos de urbanidad cuyas p ginas las confinan al oficio dom stico, en juicios lapidarios contra el baile y contra la lectura de novelas; igualmente, en curiosos ex menes que les cierran la entrada al mundo del saber, los negocios y la pol tica. Todo un universo aparentemente superado en la actualidad, aparentemente perdido en los rincones de la evoluci n de un pa s civilizado y moderno, pero capaz de poner al lector frente al reto de un elocuente espejo cuyo registro le puede decir cu nto han cambiado las cosas de veras.