En el Phaedrus todo parece estar en movimiento: Socrates pasa las murallas de Atenas; el Iliso corre refrescante al mediodia veraniego; los discursos van y vienen; el alma, simil a un carro alado tirado por dos caballos guiados por el auriga, se agita ante la belleza del amado. El movimiento de uno los caballos del alma humana, el corcel negro, pone en dificultad a todo el carro. Estudiamos este movimiento en tres momentos. El primer momento trata sobre la demostracion logica de la triparticion del alma. Consideramos el principio de distincion como es presentado en la Respublica y sus implicaciones mereologicas. En particular retomamos la dificultad propuesta por B. Williams: o la parte conflictiva comparte la racionalidad y entonces la triparticion se compromete; o, por otro lado, no comparte racionalidad alguna, lo que impediria a la parte racional dirigirla pacificamente. El segundo momento considera el mostrar mitico. Este mostrar permite elaborar un discurso progresivo sobre una realidad no discursiva como la idea del alma. Tal discurso nace cuando el (…) reconoce el limite del propio discurso seguido por la (…). Este reconocimiento -o anamnesis- acentua la bidireccionalidad del movimiento y la revaloracion del sensible. Finalmente, el tercer momento pretende armonizar los elementos demostrativos-dialecticos y mostrativos-retoricos. Asi, saber y persuadir vienen integrados en el arte de la doma. De hecho, saber y no persuadir se da en el caso del sabio esteril; mientras que persuadir y no saber plantea un caso ridiculo. La doma, conduccion del alma o psicagogia, es la nueva filosofia persuasiva o nueva retorica filosofica. Este saber persuasivo, o persuasion sapiente, es el arte de la seduccion en la cual consiste la doma del caballo negro a-racional, la cual encuentra su momento privilegiado durante la experiencia erotica.