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Ver se una guerra, al parecer tenida en poco, y liviana dentro en casa; mas fuera estimada y de gran coyuntura, que en cuanto dur tuvo atentos, y no sin esperanza, los nimos de pr ncipes amigos y enemigos. […] En fin, pelearse cada d a con enemigos, fr o, calor, hambre, falta de municiones, de aparejos en todas partes, da os nuevos, muertes a la continua; hasta que vimos a los enemigos, naci n belicosa, entera, armada, y confiada en el sitio, en el favor de los b rbaros y turcos, vencida, rendida, sacada de su tierra, y despose da de sus casas y bienes; presos, y atados hombres y mujeres; ni os cautivos vendidos en almoneda o llevados a habitar a tierras lejos de la suya […]. Victoria dudosa, y de sucesos tan peligrosos, que alguna vez se tuvo duda si ramos nosotros o los enemigos, los a quien Dios quer a castigar: hasta que el fin de ella descubri , que nosotros ramos los amenazados, y ellos los castigados. Tras la conquista de Granada en 1492, la poblaci n musulmana qued sometida al dominio cristiano como categor a social antes llamada mud jares y ahora moriscos. Pronto los moriscos comenzaron a ser reprimidos con firmeza. El descontento dio lugar a motines y, finalmente, a una rebeli n, la llamada Guerra de Granada, (1568-1571). Hurtado de Mendoza, participante en la contienda, relata dicha guerra a la manera de la mejor tradici n cl sica, con estilo conciso, ideas profundas, digresiones eruditas, objetividad, incluso cr ticas a los abusos de su propio partido. Una obra maestra de la historiograf a renacentista espa ola.
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Ver se una guerra, al parecer tenida en poco, y liviana dentro en casa; mas fuera estimada y de gran coyuntura, que en cuanto dur tuvo atentos, y no sin esperanza, los nimos de pr ncipes amigos y enemigos. […] En fin, pelearse cada d a con enemigos, fr o, calor, hambre, falta de municiones, de aparejos en todas partes, da os nuevos, muertes a la continua; hasta que vimos a los enemigos, naci n belicosa, entera, armada, y confiada en el sitio, en el favor de los b rbaros y turcos, vencida, rendida, sacada de su tierra, y despose da de sus casas y bienes; presos, y atados hombres y mujeres; ni os cautivos vendidos en almoneda o llevados a habitar a tierras lejos de la suya […]. Victoria dudosa, y de sucesos tan peligrosos, que alguna vez se tuvo duda si ramos nosotros o los enemigos, los a quien Dios quer a castigar: hasta que el fin de ella descubri , que nosotros ramos los amenazados, y ellos los castigados. Tras la conquista de Granada en 1492, la poblaci n musulmana qued sometida al dominio cristiano como categor a social antes llamada mud jares y ahora moriscos. Pronto los moriscos comenzaron a ser reprimidos con firmeza. El descontento dio lugar a motines y, finalmente, a una rebeli n, la llamada Guerra de Granada, (1568-1571). Hurtado de Mendoza, participante en la contienda, relata dicha guerra a la manera de la mejor tradici n cl sica, con estilo conciso, ideas profundas, digresiones eruditas, objetividad, incluso cr ticas a los abusos de su propio partido. Una obra maestra de la historiograf a renacentista espa ola.