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Como su t tulo indica, este boceto hist rico narra un cambio decisivo en la historia de los Misioneros de Nuestra Se ora de La Salette, nar-rando la relocalizaci n del Instituto de Francia a los Estados Unidos hace un siglo atr s y registra los antecedentes, las circunstancias y las primicias de esta decisi n tras-cendental. La historia completa de la presencia de La Salette en el Nuevo Mundo desde 1892 hasta el presente merec a eminentemente ser contada. Sin embargo, las limitaciones de espacio y tiempo dejaron en claro desde el principio que el recuento del nacimiento, el desarrollo y la expansi n de cada una de las cuatro Provincias Americanas representar an una tarea excesivamente ambiciosa, por no decir, impertinente.Limitado en su alcance por dise o y necesidad, el presente ensayo se centra esencialmente en el per odo de transici n en s . Describe con cierto detalle lo que los primeros colonos de La Salette dejaron en su tierra natal, lo que encontraron aqu , las esperanzas y los planes que esperaban implementar en la d cada de desarrollo despu s de su llegada a los Estados Unidos.Traza la trayectoria de La Salette dentro del amplio movimiento de la Iglesia y de los eventos del mundo al final del siglo. El informe del progreso de la Fundaci n Hartford se desarrolla a n m s en el contexto de la lucha en curso de la acosada Congregaci n con el partido anticlerical en el poder de Francia. Entrelaza los elementos del Viejo Mundo y el Nuevo Mundo en el formato del Evangelio de morir y resucitar, llevando a un acercamiento dram tico la amenaza de ex-tinci n en Francia y la emoci n de la expansi n en Am rica.El aficionado de la historia en m dio la bienvenida a la oportunidad de merodear por los estantes olvidados, disfrut el desaf o de revisar los archivos, los diarios y las cartas en busca de las cosas y el conteni-do de una historia compartida, de un patrimonio com n. El largo y serpenteante camino no result tan desconcertante y solitario como se hab a previsto. Muchos colegas hab an viajado de esa manera antes que yo.Entre ellos, destac a James O'Reilly, M.S. y Eugene G. Barrette, M.S. cuyas labores de amor han desenterrado datos, hechos recopilados, cronolog as establecidas, hombres y eventos rescatados del olvido, materiales originales traducidos y arriesgadas evaluaciones infor-mativas. Ellos encuentran aqu el agradecido reconocimiento de mi fraterno endeudamiento con ambos.En un borrador anterior, estas p ginas encontraron su camino en las manos y el escrutinio de los dispuestos lectores. La ayuda en la correcci n, los comentarios, las cr ticas y las sugerencias ofrecidas por Raymond G. Cadran, M.S., Roger J. Plante, M.S. y Normand Th roux, M.S., fueron muy alentadoras y muy tiles. Las suyas no fueron, de ninguna manera, una tarea sin reconocimiento.El Serm n de la Monta a nos pide que prestemos atenci n a las alas y las ra ces: Considera las aves del cielo… Piensa en los lirios del campo… (Mateo 6:26, 28). Cu nto m s profundas y fuertes sean las ra ces, m s alto se pueden elevar!
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Como su t tulo indica, este boceto hist rico narra un cambio decisivo en la historia de los Misioneros de Nuestra Se ora de La Salette, nar-rando la relocalizaci n del Instituto de Francia a los Estados Unidos hace un siglo atr s y registra los antecedentes, las circunstancias y las primicias de esta decisi n tras-cendental. La historia completa de la presencia de La Salette en el Nuevo Mundo desde 1892 hasta el presente merec a eminentemente ser contada. Sin embargo, las limitaciones de espacio y tiempo dejaron en claro desde el principio que el recuento del nacimiento, el desarrollo y la expansi n de cada una de las cuatro Provincias Americanas representar an una tarea excesivamente ambiciosa, por no decir, impertinente.Limitado en su alcance por dise o y necesidad, el presente ensayo se centra esencialmente en el per odo de transici n en s . Describe con cierto detalle lo que los primeros colonos de La Salette dejaron en su tierra natal, lo que encontraron aqu , las esperanzas y los planes que esperaban implementar en la d cada de desarrollo despu s de su llegada a los Estados Unidos.Traza la trayectoria de La Salette dentro del amplio movimiento de la Iglesia y de los eventos del mundo al final del siglo. El informe del progreso de la Fundaci n Hartford se desarrolla a n m s en el contexto de la lucha en curso de la acosada Congregaci n con el partido anticlerical en el poder de Francia. Entrelaza los elementos del Viejo Mundo y el Nuevo Mundo en el formato del Evangelio de morir y resucitar, llevando a un acercamiento dram tico la amenaza de ex-tinci n en Francia y la emoci n de la expansi n en Am rica.El aficionado de la historia en m dio la bienvenida a la oportunidad de merodear por los estantes olvidados, disfrut el desaf o de revisar los archivos, los diarios y las cartas en busca de las cosas y el conteni-do de una historia compartida, de un patrimonio com n. El largo y serpenteante camino no result tan desconcertante y solitario como se hab a previsto. Muchos colegas hab an viajado de esa manera antes que yo.Entre ellos, destac a James O'Reilly, M.S. y Eugene G. Barrette, M.S. cuyas labores de amor han desenterrado datos, hechos recopilados, cronolog as establecidas, hombres y eventos rescatados del olvido, materiales originales traducidos y arriesgadas evaluaciones infor-mativas. Ellos encuentran aqu el agradecido reconocimiento de mi fraterno endeudamiento con ambos.En un borrador anterior, estas p ginas encontraron su camino en las manos y el escrutinio de los dispuestos lectores. La ayuda en la correcci n, los comentarios, las cr ticas y las sugerencias ofrecidas por Raymond G. Cadran, M.S., Roger J. Plante, M.S. y Normand Th roux, M.S., fueron muy alentadoras y muy tiles. Las suyas no fueron, de ninguna manera, una tarea sin reconocimiento.El Serm n de la Monta a nos pide que prestemos atenci n a las alas y las ra ces: Considera las aves del cielo… Piensa en los lirios del campo… (Mateo 6:26, 28). Cu nto m s profundas y fuertes sean las ra ces, m s alto se pueden elevar!