Readings Newsletter
Become a Readings Member to make your shopping experience even easier.
Sign in or sign up for free!
You’re not far away from qualifying for FREE standard shipping within Australia
You’ve qualified for FREE standard shipping within Australia
The cart is loading…
This title is printed to order. This book may have been self-published. If so, we cannot guarantee the quality of the content. In the main most books will have gone through the editing process however some may not. We therefore suggest that you be aware of this before ordering this book. If in doubt check either the author or publisher’s details as we are unable to accept any returns unless they are faulty. Please contact us if you have any questions.
La cosa empezo asi. Yo nunca habia dicho nada. Nada. Fue Arthur Ganate quien me hizo hablar. Arthur, un companero, estudiante de medicina como yo. Resulta que nos encontramos en la Place Clichy. Despues de comer. Queria hablarme. Lo escuche. !No nos quedemos fuera! -me dijo-. !Vamos adentro! Y fui y entre con el. !Esta terraza esta como para freir huevos! !Ven por aqui! , comenzo. Entonces advertimos tambien que no habia nadie en las calles, por el calor; ni un coche, nada. Cuando hace mucho frio, tampoco; no ves a nadie en las calles; pero, si fue el mismo, ahora que recuerdo, quien me dijo, hablando de eso: La gente de Paris parece estar siempre ocupada, pero, en realidad, se pasean de la manana a la noche; la prueba es que, cuando no hace bueno para pasear, demasiado frio o demasiado calor, desaparecen. Estan todos dentro, tomando cafes con leche o canas de cerveza. !Ya ves! !El siglo de la velocidad!, dicen. Pero, ?donde? !Todo cambia, que es una barbaridad!, segun cuentan. ?Como asi? Nada ha cambiado, la verdad. Siguen admirandose y se acabo. Y tampoco eso es nuevo.
!Algunas palabras, no muchas, han cambiado! Dos o tres aqui y alla, insignificantes… Conque, muy orgullosos de haber senalado verdades tan oportunas, nos quedamos alli sentados, mirando, arrobados, a las damas del cafe.
Despues salio a relucir en la conversacion el presidente Poincare, que, justo aquella manana, iba a inaugurar una exposicion canina, y, despues, burla burlando, salio tambien Le Temps, donde lo habiamos leido. !Hombre, Le Temps !Ese es un senor periodico! -dijo Arthur Ganate para pincharme-. !No tiene igual para defender a la raza francesa!
$9.00 standard shipping within Australia
FREE standard shipping within Australia for orders over $100.00
Express & International shipping calculated at checkout
This title is printed to order. This book may have been self-published. If so, we cannot guarantee the quality of the content. In the main most books will have gone through the editing process however some may not. We therefore suggest that you be aware of this before ordering this book. If in doubt check either the author or publisher’s details as we are unable to accept any returns unless they are faulty. Please contact us if you have any questions.
La cosa empezo asi. Yo nunca habia dicho nada. Nada. Fue Arthur Ganate quien me hizo hablar. Arthur, un companero, estudiante de medicina como yo. Resulta que nos encontramos en la Place Clichy. Despues de comer. Queria hablarme. Lo escuche. !No nos quedemos fuera! -me dijo-. !Vamos adentro! Y fui y entre con el. !Esta terraza esta como para freir huevos! !Ven por aqui! , comenzo. Entonces advertimos tambien que no habia nadie en las calles, por el calor; ni un coche, nada. Cuando hace mucho frio, tampoco; no ves a nadie en las calles; pero, si fue el mismo, ahora que recuerdo, quien me dijo, hablando de eso: La gente de Paris parece estar siempre ocupada, pero, en realidad, se pasean de la manana a la noche; la prueba es que, cuando no hace bueno para pasear, demasiado frio o demasiado calor, desaparecen. Estan todos dentro, tomando cafes con leche o canas de cerveza. !Ya ves! !El siglo de la velocidad!, dicen. Pero, ?donde? !Todo cambia, que es una barbaridad!, segun cuentan. ?Como asi? Nada ha cambiado, la verdad. Siguen admirandose y se acabo. Y tampoco eso es nuevo.
!Algunas palabras, no muchas, han cambiado! Dos o tres aqui y alla, insignificantes… Conque, muy orgullosos de haber senalado verdades tan oportunas, nos quedamos alli sentados, mirando, arrobados, a las damas del cafe.
Despues salio a relucir en la conversacion el presidente Poincare, que, justo aquella manana, iba a inaugurar una exposicion canina, y, despues, burla burlando, salio tambien Le Temps, donde lo habiamos leido. !Hombre, Le Temps !Ese es un senor periodico! -dijo Arthur Ganate para pincharme-. !No tiene igual para defender a la raza francesa!